Jun 02, 2024 Last Updated 6:27 PM, May 31, 2024

El año 2018 arrancó con todo. El “cronograma” de aumentos incluye a los servicios públicos, pero también a los combustibles, la medicina prepaga y los celulares, entre otros.
En febrero la luz subirá 25%. Se trata de la segunda cuota (la primera fue en diciembre) de un aumento total de 66%. El agua subirá 26% para todos los usuarios, pero a eso hay que agregarle que se quitará el subsidio a los sectores vulnerables, que se verán más perjudicados aún por el incremento. También en febrero se viene el aumento en los colectivos (primera de las tres cuotas de 66%), trenes (65%) y subte (66%).
No sólo se trata del aumento de los servicios públicos. El gobierno de Macri también autorizará aumentos de otros precios regulados por el Estado. Es el caso de las cuotas de la medicina prepaga (6%, primera cuota del año, después de que se aumentó 88% en dos años).
A esto sumémosle que la “liberación” de los precios de los combustibles decretada por el ministro de Energía Juan José Aranguren sigue dando como resultado el aumento permanente de las naftas. En enero Shell ya aumentó 6% e YPF un 4,5%, previéndose nuevas subas para marzo.
Si a esto se agregan los “rebotes” de todos estos aumentos en el resto de los precios, vemos que empezó 2018 pegándole de lleno al bolsillo del trabajador.                             
                          J.C.

Mauricio, ignorante o muy chupamedias

Chupar las medias a los imperialistas es una práctica que el presidente, Mauricio Macri, ejerce con total naturalidad. Pero en Davos, con el cálido ambiente de los salones atestados de los más ricos y poderosos del mundo que lo aplaudían, se fue de boca. Allí, en su discurso, para subrayar su impulso a un acuerdo que someta aún más al Mercosur a la Unión Europea, aseguró que “en Sudamérica somos todos descendientes de europeos”.
Por supuesto que enseguida surgieron las críticas desde todos los sectores opositores, recordándole que la inmensa mayoría de la población del continente es de origen mestizo, producto de la conquista del continente a sangre y fuego por los genocidas europeos, y donde aún existen millones de descendientes de los pueblos originarios. Detrás de esta frase infeliz queda al desnudo el odio del presidente argentino hacia los molestos “indios”, como los mapuches con sus reclamos de derechos ancestrales sobre la tierra, a los que quiere literalmente “borrar del mapa”. Así lo vino demostrando en los brutales episodios de represión donde murieron Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, todo al servicio de defender los intereses de sus amados “europeos” como el empresario italiano Benetton, dueño de un millón de hectáreas en la Patagonia.
Macri ve una Sudamérica de empresarios “blancos y europeos”, donde los “otros”, negros, mestizos e indios, solo son carne de explotación al servicio de las multinacionales, los bancos y el imperialismo.
G.M.

Macri llegó al Foro de Davos como un verdadero niño mimado de los ricos y poderosos del mundo. No sólo le reconocen su éxito político en las últimas elecciones parlamentarias sino que lo aplauden sin límites por haber logrado imponer la “reforma previsional” aprobada por el Congreso con la que logró robarle 100.000 millones de pesos anuales a los jubilados para traspasarlos a los banqueros y los fondos buitre. O porque ha favorecido a las grandes empresas con la rebaja de los derechos de exportación y de los impuestos corporativos.
En la comitiva oficial participaron el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet y Schiaretti de Córdoba. Estos dos gobernadores “opositores” y “peronistas” tienen el triste mérito de haber sido los que más activamente impulsaron el apoyo de sus senadores y diputados a la reforma jubilatoria y todas las demás leyes del gobierno nacional de Cambiemos.
La lista de figurones con los que se encontró Macri en Davos da la idea exacta de sus objetivos: representantes de Facebook, Coca-Cola, las petroleras British Petroleum y Total, la aseguradora Lloyds y el hombre más rico del mundo, Bill Gates. Entre los políticos figuraron la primera ministra alemana, Ángela Merkel; el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Entre los directivos y empresarios argentinos que participaron de los encuentros con Macri en el foro se contaron Eduardo Elsztain (IRSA), Marcos Bulgheroni (Panamerican Energy), Marcelo y Damián Mindlin (Pampa Energía), Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), y Martín Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000).
Como era de esperarse, Macri fue muy aplaudido por la crema de los explotadores del mundo y de la Argentina. Lo mismo ya había sucedido en 2016, cuando el entonces recién asumido presidente fue “el mimado” del foro. Pero, al igual que en ese momento, los grandes patrones del planeta le exigieron “más ajuste” y “más productividad”. Traducido, que debe seguir atacando a los trabajadores y al pueblo para garantizarle las superganancias a las multinacionales.

El ministro de Trabajo Jorge Triaca, que debe combatir el trabajo no registrado, tenía una empleada en negro. Para no blanquearla y “aumentarle el sueldo” la hizo nombrar delegada interventora en el SOMU. Triaca es un negrero y un corrupto. No puede ser ministro, debe renunciar.

Escribe Claudio Funes

“Sandra no vengas porque te voy a mandar a la c... de tu madre. ¡Sos una pelotuda!”. Con este violento audio de whatsapp el ministro de Trabajo Jorge Triaca despedía a su empleada. La mujer trabajaba en negro y prestaba servicios como “casera” desde 2012 en la quinta perteneciente a su familia, ubicada en Boulogne. El audio se viralizó e inmediatamente generó un enorme repudio popular, que se transformó en indignación cuando se conoció que, el que una vez pidió que “se comprenda al que despide”, ubicó desde abril de 2017 hasta el 12 de febrero de 2018 a Sandra  Heredia como delegada interventora en el SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos). Había una condición: debía interrumpir sus tareas de interventora si se la requería en la quinta. Veinte días antes de asumir, Triaca le había blanqueado parte del sueldo. Para colmo Heredia denunció que el ministro, a través de su cuñado, Sergio Borsalino, intentó hacerle firmar la renuncia para evitar el despido y la consiguiente indemnización. Fue tan grande el escándalo, justo en un período donde se comienzan a discutir las paritarias y el gobierno avanza con los despidos de estatales, que debió “tomarse vacaciones” para salir del centro de las críticas. Triaca está en apuros y el gobierno también.
La conducta del ministro resume el pensamiento del patrón: antiobrero, explotador y corrupto. Útil, por lo tanto, a los objetivos  políticos del gobierno de Macri. Por ello, como ministro de Trabajo gestiona despidos, la supresión de conquistas obreras, la precarización y la flexibilización laboral, en síntesis hacer que el ajuste lo paguen los trabajadores.
Este gobierno viene repitiendo hasta el hartazgo su discurso de transparencia, pero sus funcionarios son cada vez más “opacos”. “El mejor equipo en ciencuenta años”, tal como lo catalogó el presidente Macri, contiene personajes de la catadura de Triaca. Nada menos que quien debería ser el responsable de combatir el flagelo del trabajo no registrado tenía una empleada en negro e ingenió todo tipo de artimañas para no cumplir con la ley. Hasta Mirtha Legrand pidió que Triaca se vaya del gobierno. Esto nos indica que el blanqueo laboral anunciado por el gobierno solo será para el beneficio de los empresarios negreros y en contra de los trabajadores. Por todo esto, Triaca debe renunciar.

Si conocemos la historia de Jorge Alberto Triaca (padre) comprenderemos a su hijo, el actual ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Triaca padre estuvo a cargo del mismo ministerio entre 1989 y 1992, durante el gobierno de Carlos Menem. Junto con otros funcionarios fue responsable de las privatizaciones que dejaron en la calle a más de 500.000 trabajadores. Posteriormente se dedicó  a concretar la privatización de Somisa, empresa de la cual era interventor. Por ese cargo afrontó causas judiciales por malversación de fondos y pagos de sobreprecios.
Triaca padre se formó políticamente con burócratas sindicales como Augusto Timoteo Vandor y José Rucci. Durante la última dictadura militar fue parte del ala sindical  denominada “participacionista”, que fue la más dialoguista con los genocidas. En 1982 asumió como secretario general de la CGT-Azopardo, enfrentada a la CGT-Brasil (liderada por Saúl Ubaldini), la más “confrontativa”. En 1985, ya conocido por su connivencia con la dictadura militar, negó ante la Cámara Federal porteña conocer casos de desaparecidos. Ese mismo año fue elegido diputado por el Frente Justicialista de Liberación, el sector más podrido del peronismo de entonces, que lideraba Herminio Iglesias. Posteriormente apoyó la campaña de Carlos Menem que, cuando llegó a la presidencia, lo premió con el Ministerio de Trabajo. Utilizó sus influencias con la burocracia sindical para hacer pasar las políticas menemistas, como las privatizaciones. Con ellas los empresarios hicieron millonarias ganancias (como el Grupo Macri con el Correo Argentino)
Todos estos “servicios” de Triaca padre a patrones y gobiernos como el de la dictadura o el menemismo le rindieron sus frutos: se hizo millonario y pudo enviar a sus hijos a los más exclusivos colegios privados. El actual ministro nació, creció y se educó en el hogar de un acaudalado burócrata sindical socio del Jockey Club. Es simple apreciar los rasgos políticos que comparte con su padre. Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que es igualito a papá.
Hoy, como ministro, siguiendo el legado paterno, aplica el ajuste a la vez que crea trabajo… para su familia. El fruto nunca cae lejos del árbol. Sandra Heredia no es el único caso en el clan Triaca. Hace poco se conoció la designación de una de sus hermanas, Mariana Triaca, como directora del Banco Nación. La otra hermana del ministro, Lorena Triaca, es directora de Asuntos Externos de la Agencia Argentina de Inversiones, un área que comparten la Cancillería y el Ministerio de Producción. El cuñado del ministro, Ernesto Reta, forma parte del directorio del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). Por último, su esposa, María Cecilia Loccisano, ocupa desde 2016 el cargo de subsecretaria de Coordinación Administrativa del Ministerio de Salud.
Las hermanas de Triaca ya renunciaron. Macri quiere maquillar el escándalo, ahora dice que los familiares de los ministros no podrán desempeñarse en cargos públicos.     
           Claudio Funes

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